El cine es un arte que a muchos nos a llevada a gravitar entorno a la publicidad. No en vano, los vídeos publicitarios son pequeñas películas auto-conclusivas que nos explican una historia.
Del mismo modo, la publicidad se ha alimentado de los código y el lenguaje de las grandes producciones cinematográficas. Por eso, hacer un corto cinematográfico al servicio de una marca, es una de las herramientas comunicativas de mayor impacto y que deja una huella más profunda en el imaginario del consumidor.